Ensayo 1 Eduardo Galeano



Creo en mi oficio,  creo en mi instrumento


                   "Creo en mi oficio; creo en mi instrumento. Nunca pude entender por qué escriben los escritores que mientras tanto declaran, tan campantes, que escribir no tiene sentido en un mundo donde la gente muere de hambre. Tampoco pude en nunca entender a los que convierten a la palabra en blanco de furias objeto de fetichismo. La palabra es un arma, y puede ser usada para bien o para mal: la culpa del crimen nunca es del cuchillo. 

                Creo que una función primordial de la literatura latinoamericana actual consiste en rescatar la palabra, usada y abusada con impunidad y frecuencia para impedir o traicionar la comunicación. "Libertad" es, en mi país, el nombre de una cárcel para presos políticos y "Democracia" se llaman varios regímenes de terror; La palabra "amor" define la relación del hombre con su automóvil y por "revolución" se entiende lo que un nuevo detergente puede hacer en su cocina; la "gloria" es algo que produce un jabón suave de determinada marca y la "felicidad" una sensación queda comer salchichas. "País en paz"  significa, en muchos lugares de América latina "cementerio en orden", y donde dice "hombre sano" habría que leer a veces "hombre impotente". 

                Escribiendo es posible ofrecer, a pesar de la persecución y censura, el testimonio de nuestro tiempo y nuestra gente, para ahora y después. Se puede escribir como diciendo, en cierto modo: "Estamos aquí, aquí estuvimos; somos así, así fuimos". Lentamente va cobrando fuerza y forma, en América Latina, una literatura que no ayuda los demás a dormir, sino que les quite el sueño; que no se propone enterrar a nuestros muertos, si no perpetuarlos; que se niega a barrer las cenizas y procura, en cambio, encender el fuego. Esa literatura continúa y enriquece una formidable tradición de palabras peleadoras. Si es mejor, como creemos, la esperanza que la nostalgia, quizás esa literatura naciente pueda llegar a merecer la belleza de las fuerzas sociales que tarde o temprano, por las buenas o por las malas, cambiaron radicalmente el curso de nuestra historia. Y quizás ayude a guardar para los jóvenes que vienen, como quería el poeta, el verdadero nombre de cada cosa".

Crítica

               La sociedad mundial ha cambiado con el pasar del tiempo, palabras con significado primitivos, los han utilizado para beneficio propio, lo que antes se creía que era la "libertad" y la "democracia" han ido perdiendo su veracidad y se ven limitadas a los diferentes regímenes totalitarios; valores tan intangibles y perfectos como el "amor" se han ido desvaneciendo y convirtiéndose en puro materialismo, 

                   El autor hace referencia que algunas personas (sean particulares o famosas), han utilizando su voz para infestar a la sociedad de malas vibras y falsos testimonios, de tal manera que el mundo como se conocía antes, cambió; "la palabra es un arma y puede usarse para bien o para mal: la culpa del crimen nunca es del cuchillo", este argumneto deja mucho que pensar, ya que todas nuestras actitudes y/o palabras que se dicen o se dan a entender, dejan una gran marca en la sociedad, ya sea para beneficiarla o perjudicarla.

                          Es un deber como personas vivientes, rescatar a la sociedad de los problemas donde se encuentre, utilizando nuestra voz y nuestro intelecto. El autor cree en su profesión, como escritor, y todos los artículos y ensayos que este ha hecho han sido en pro de la comunidad


                           Un ejemplo claro de esto, es la situación actual de Venezuela y Cuba, cuyos líderes  (sean políticos o no) se han adentrado en la forma de ser de sus habitantes: los venezolanos fueron perdiendo los valores de la solidaridad, compañerismo y tolerancia, gracias al terror impugnado por eesas personas, así como también, falsas promesas. Y la grandes influencias de estos países, han intentado limpiar esta sociedad llena de odio, con el fin de rescatarla.




Ensayo II



La cultura del miedo

                    A poco andar, uno descubre muchos miedos en la vida cotidiana de los habitantes del "paraíso" (U.S.A) Miedo al derrumbe de la economía, miedo a la explosión  de las tensiones raciales y las furias sociales, miedo a... muchas cosas, porque:

Si haces el amor, tendrás sida

Si fumas, tendrás cáncer

Si comes, tendrás colesterol

Si bebes tendrás accidentes

Si respiras, tendrás contaminación

Si caminas, tendrás violencia

Si lees, tendrás confusión 

Si piensas, tendrás angustia

Si sientes, tendrás locura

Si hablas, perderás el empleo



Crítica


                     Este ensayo  tiene un contexto histórico y geográfico. Explica un análisis que  se origina a partir de fomentar el miedo de una sociedad utópica, como el tener miedo a no poder vivir ante un mundo globalizado y sus efectos en el ámbito económico; y en el ámbito social: el fomento a la disolución de las instituciones del Estado Nacional de una República.

                   La oligarquía es enemiga del Estado Nacional Soberano y sus instituciones, por tanto fomenta el miedo a la vida, al desarrollo y nos vuelve impotentes a una solución. Pero esto es algo impuesto, el hombre debe considerarse figura histórica y con educación humanista puede enfrentar a ese atavismo cultural y psicológico del cual es preso. 

                    No cabe duda de que se vive una cultura del miedo, pero, no se engañen, se trata de un miedo manipulado, que sirve a intereses concretos. Obviamente si existe un miedo real a las cosas, a lo inesperado, al estado de seguridad que todos necesitamos. 

                  El autor hace referencia a que en los países de Primer Mundo, no se puede ser libre, ya que tendrás una y otra traba o problema en tu camino y cada vez que desees resolverlo, "será peor el remedio que la enfermedad"; más sin embargo, países como Venezuela, también poseen esta clase de  miedo, ya que los homónimos del país han establecido su régimen totalitario sin derecho a tener otro punto de vista, ni a opinar distinto.

             El miedo también nos hace suponer que vivimos bajo la amenaza del enemigo, un enemigo poderoso que piensa diferente, que tenemos que eliminarlo, enemigo que a veces ni existe.

               Los mejores antídotos para el miedo son la razón y la solidaridad humana.



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