Ensayo I Jose Martí
Diputado
“Hombre encargado por el pueblo para que estudie su situación, para que examine sus males, para que los remedie en cuanto pueda, para que esté siempre imaginando la manera de remediarlos.
La silla curul es la misión: no es la recompensa de un talento inútil, no es el premio de una elocuencia incipiente, no es la satisfacción de una soberbia prematura.
Se viene a ella por el mérito propio, por el esfuerzo constante, por el valer real; por lo que se ha hecho antes, no por lo que se promete hacer.
Los privilegios mueren en todas partes, y mueren para alcanzar una diputación. No es que las curules se deban de derecho a los inteligentes: es que el pueblo las da a quien se ocupa de él y le hace bien.
De abajo a arriba: no de arriba a abajo.
El ingenio no merece nada por serlo; merece por lo que produce y por lo que se aplica.
Debemos el ingenio a la naturaleza: no es un mérito, es una circunstancia de azar: el orgullo es necio, porque nuestro mérito no es propio. Nada hicimos para lograrlo: lo logramos porque así encarnó en nosotros.
¿Es la inteligencia adquirida casualmente, título para la admiración y el señorío? Diputado es el que merece serlo por obra posterior y concienzuda; no el que por méritos del azar se mira inteligente y se ve dueño.
El talento no es más que la obligación de aplicarlo. Antes es vil que meritorio el que lo deja vagar, porque tuvo en sí mismo el instrumento del bien, y pasó por la vida sin utilizarlo ni educarlo.
El talento es respetable cuando es productivo: no debe ser nunca esperanza única de los que aspiran a altos puestos. Diputado es imagen del pueblo: óbrese para él, estúdiese, propáguese, remédiese, muéstrese afecto vivo, sea el afecto verdad. El talento no es una reminiscencia del feudalismo: tiene el deber de hacer práctica la libertad.
No se arrastra para alzarse: vive siempre alto, para que nada pueda contra él.
Se enseña y se trabaja: luego se pide el premio.
Se habla, se propaga, se remedia, se escribe; luego se pide la comisión a los comitentes a quienes se hizo el beneficio.
El beneficio no es aquí más que el deber: todavía se llama al deber bien que se hace.
La diputación no se incuba en el pensamiento ambicioso: se produce por el asentimiento general.
Todos creen útil a uno: uno es nombrado por todos: nombrado realmente por el bien hecho, por la confianza inspirada, por la doctrina propagada, por la esperanza en lo que hará.
El hombre útil tiene más derecho a la diputación que el hombre inteligente. El inteligente puede ser azote: el útil hace siempre bien.
Se que es el talento mérito nuestro, y que él da derecho de esperarlo todo: él impone la obligación de aprovecharlo: cuando se busca la comisión ajena, ajeno ha de haber sido el provecho.
La inteligencia no es la facultad de imponerse; es el deber de ser útil a los demás”.
Crítica
Martí expresa su inconformidad con respecto al cargo político de ser diputado. Habla de sus funciones, acciones y el rol que este debería asumir; sin embargo, se dirige más a los errores que muchos realizan o simplemente dicen que no son aptos para este cargo, apoyándose “en la falta de valores, ingenio y talento” de estas personas, siendo esta última indispensable para ejercer este cargo, según Martí.
Sin embargo, no sólo necesitan esas cualidades, así mismo necesitan preparación, experiencia e inteligencia. “Ser inteligente se trata de ser útil a los demás”, quiere decir que no basta ser el mejor, o hacerse el mejor, lo único que importa es cómo usas tu ingenio para solucionar problemas e ir en pro de la comunidad.
Los Diputados son los portavoces de la comunidad, son los que comunican al parlamento las inquietudes de las mismas, y tratan de conseguir soluciones para solventar dicho problema.
Al final del ensayo, José Martí reafirma que los “diputados no son útiles”, siendo este argumento un poco cierto, Ya que en la actualidad, como es el caso de Venezuela, la mayoría de los diputados no toman cuenta a la sociedad, así como también, la mayoría de estos diputados no está lo suficientemente calificados para ocupar la famosa silla Curul.
Sin embargo, no sólo necesitan esas cualidades, así mismo necesitan preparación, experiencia e inteligencia. “Ser inteligente se trata de ser útil a los demás”, quiere decir que no basta ser el mejor, o hacerse el mejor, lo único que importa es cómo usas tu ingenio para solucionar problemas e ir en pro de la comunidad.
Los Diputados son los portavoces de la comunidad, son los que comunican al parlamento las inquietudes de las mismas, y tratan de conseguir soluciones para solventar dicho problema.
Al final del ensayo, José Martí reafirma que los “diputados no son útiles”, siendo este argumento un poco cierto, Ya que en la actualidad, como es el caso de Venezuela, la mayoría de los diputados no toman cuenta a la sociedad, así como también, la mayoría de estos diputados no está lo suficientemente calificados para ocupar la famosa silla Curul.
Ensayo II
Educación Científica
Nueva York, septiembre de 1883
¿Cómo no hemos de ver con placer que aquello por que La América desde hace meses aboga, está siendo hoy confirmado por la calurosa discusión y especial atención de los más notables periódicos de Industria, Mecánica y Comercio de los Estados Unidos? Se han hecho dos campos: en el uno, maltrechos y poco numerosos, se atrincheran los hombres acomodados y tranquilos, seguros de goces nobles y plácidos, que les dan derecho de amar fervientemente el Griego y el Latín; en el otro, tumultuosos y ardientes limpian las armas los hombres nuevos, que están ahora en medio de la brega por la vida, y tropiezan por todas partes con los obstáculos que la educación vieja en un mundo nuevo acumula en su camino, y tiene hijos, y ven a lo que viene, y quieren libertar a los suyos de los azares de venir a trabajar en los talleres del siglo XIX con los útiles rudimentarios e imperfectos del siglo xvi.
De todas partes se eleva un clamor, no bien definido acaso, ni reducido a proposiciones concretas, pero ya alto, imponente y unánime; de todas partes se pide urgentemente la educación científica. No saben cómo ha de darse; pero todos convienen en que es imprescindible, e improrrogable, que se dé. No hallan remedio al mal todavía, pero ya todos saben donde reside el mal, y están buscando con vehemente diligencia el remedio.
Bradstreets, el más acreditado y sesudo periódico de Hacienda y Comercio que New York publica; Mechanics, el más leído por los que se dedican a las artes del hierro; The Iron Age, "La Edad de Hierro", excelente revista de los intereses mecánicos y metalúrgicos de los Estados Unidos, abogan en este mes de agosto con vivísimo empeño porque se haga de manera que llegue a ser general, común, vulgar, la educación técnica. El orador en una fiesta de Universidad, de esas muy animadas con que los colegios celebran en junio su apertura de cursos, dijo, con palabras que han recorrido entre aplausos toda la nación, algo semejante a esto: en vez de Homero, Haeckel; en vez de griego, alemán; en vez de artes metafísicas, artes físicas.
Y esta demanda es hoy como palabra de pase, y contraseña de la época, en todo diario bueno y notable revista. Se sabe un hecho, que basta a decidir la contienda: de cada cien criminales encerrados en las cárceles, noventa no han recibido educación práctica. Y es natural: la tierra, llena de goces, enciende el apetito. Y el que no ha aprendido en una época que sólo paga bien los conocimientos prácticos, artes prácticas que le produzcan lo necesario para satisfacer sus apetitos, en tiempos suntuosos fácilmente excitados, –lucha heroica e infructuosamente, y muere triste, si es honrado; o se descorazona, y mata, si es débil, o busca modo de satisfacer sus deseos, si estos son más fuertes que su concepto de virtud, en el fraude y en el crimen.
Mal pelean los reclutas novicios en las batallas contra los veteranos aguerridos: quien ha de batallar, ha de aprender muy de antemano, y con suma perfección, el ejercicio de las armas.
Se siente la necesidad, pero no se da aún con el remedio. Ya Inglaterra ha nombrado sus Comisionados Reales para el estudio de la educación técnica y ha establecido muy fructuosas escuelas científicas; pero que haya escuelas buenas donde se pueda ir a aprender ciencia, no es lo que ha de ser. Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación; que los cursos de enseñanza pública sean preparados y graduados de manera que desde la enseñanza primaria hasta la final y titular, la educación pública vaya desenvolviendo, sin merma de los elementos espirituales, todos aquellos que se requieren para la aplicación inmediata de las fuerzas del hombre a las de la naturaleza. –Divorciar el hombre de la tierra, es un atentado monstruoso. Y eso es meramente escolástico: ese divorcio. –A las aves, alas; a los peces, aletas; a los hombres que viven en la Naturaleza, el conocimiento de la Naturaleza: esas son sus alas.
Y el medio único de ponérselas es hacer de modo que el elemento científico sea como el hueso del sistema de educación pública.
Que la enseñanza científica vaya, como la savia en los árboles, de la raíz al tope de la educación pública. –Que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica: que en vez de la historia de Josué, se enseñe la de la formación de la tierra.
Esto piden los hombres a voces:–¡armas para la batalla!
Martí expone en el ensayo que últimamente se le esta dando más importancia al arte (poesía, teatro, cine), que al ámbito científico. Así mismo da a entender que al no enseñar la ciencia, en el pensum académico, se deja a un lado lo más importante de una buena educación, una educación integral; este argumento es veraz, ya que un individuo tiene que poseer los conocimientos básicos de laciencia y lo relativo a ella, más sin embargo, no hay que dejar a un lado el lado arístico de la vida, ya que sin este, no desarrollaremos el lado psicomotor de nuestro cuerpo.
"Ya Inglaterra ha nombrado sus Comisionados Reales para el estudio de la educación técnica y ha establecido muy fructuosas escuelas científicas", Martí opta la postura de que Latinoamerica debe seguir estos pasos ya que nos estamos desviando del camino científico, y podría perjudicar a las personas que deseen optar por una educacción en el extranjero.
Quitarle lo científico a un individuo, es desligarlo de su más grande aliado, su comodín para grandes desafíos y lamentablemente, eso está ocurriendo en la actualidad, donde mandatarios o encargados de asignar las materias para una buena educación, se las estan restringiendo, llevando su aprendizaje a su mínima expresión.
Muchas personas alrededor del mundo carecen de una educación integral, ya que se esta enseñando lo que no se debe o a niveles inadecuados; siendo este el caso de Latinoamérica.
La postura oficial del autor es ambigüa, ya que la unión de estos dos factores y/o ámbitos (ciencia y arte), para poseer una educación integral deben estar en niveles similares, es decir, no se debe olvidar ninguno de los factores, ni tampoco darle más a importancia más a uno que otro, siendo esto lo más importante hoy en día y que debemos perdurar con el paso de los años.
¿Cómo no hemos de ver con placer que aquello por que La América desde hace meses aboga, está siendo hoy confirmado por la calurosa discusión y especial atención de los más notables periódicos de Industria, Mecánica y Comercio de los Estados Unidos? Se han hecho dos campos: en el uno, maltrechos y poco numerosos, se atrincheran los hombres acomodados y tranquilos, seguros de goces nobles y plácidos, que les dan derecho de amar fervientemente el Griego y el Latín; en el otro, tumultuosos y ardientes limpian las armas los hombres nuevos, que están ahora en medio de la brega por la vida, y tropiezan por todas partes con los obstáculos que la educación vieja en un mundo nuevo acumula en su camino, y tiene hijos, y ven a lo que viene, y quieren libertar a los suyos de los azares de venir a trabajar en los talleres del siglo XIX con los útiles rudimentarios e imperfectos del siglo xvi.
De todas partes se eleva un clamor, no bien definido acaso, ni reducido a proposiciones concretas, pero ya alto, imponente y unánime; de todas partes se pide urgentemente la educación científica. No saben cómo ha de darse; pero todos convienen en que es imprescindible, e improrrogable, que se dé. No hallan remedio al mal todavía, pero ya todos saben donde reside el mal, y están buscando con vehemente diligencia el remedio.
Bradstreets, el más acreditado y sesudo periódico de Hacienda y Comercio que New York publica; Mechanics, el más leído por los que se dedican a las artes del hierro; The Iron Age, "La Edad de Hierro", excelente revista de los intereses mecánicos y metalúrgicos de los Estados Unidos, abogan en este mes de agosto con vivísimo empeño porque se haga de manera que llegue a ser general, común, vulgar, la educación técnica. El orador en una fiesta de Universidad, de esas muy animadas con que los colegios celebran en junio su apertura de cursos, dijo, con palabras que han recorrido entre aplausos toda la nación, algo semejante a esto: en vez de Homero, Haeckel; en vez de griego, alemán; en vez de artes metafísicas, artes físicas.
Y esta demanda es hoy como palabra de pase, y contraseña de la época, en todo diario bueno y notable revista. Se sabe un hecho, que basta a decidir la contienda: de cada cien criminales encerrados en las cárceles, noventa no han recibido educación práctica. Y es natural: la tierra, llena de goces, enciende el apetito. Y el que no ha aprendido en una época que sólo paga bien los conocimientos prácticos, artes prácticas que le produzcan lo necesario para satisfacer sus apetitos, en tiempos suntuosos fácilmente excitados, –lucha heroica e infructuosamente, y muere triste, si es honrado; o se descorazona, y mata, si es débil, o busca modo de satisfacer sus deseos, si estos son más fuertes que su concepto de virtud, en el fraude y en el crimen.
Mal pelean los reclutas novicios en las batallas contra los veteranos aguerridos: quien ha de batallar, ha de aprender muy de antemano, y con suma perfección, el ejercicio de las armas.
Se siente la necesidad, pero no se da aún con el remedio. Ya Inglaterra ha nombrado sus Comisionados Reales para el estudio de la educación técnica y ha establecido muy fructuosas escuelas científicas; pero que haya escuelas buenas donde se pueda ir a aprender ciencia, no es lo que ha de ser. Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación; que los cursos de enseñanza pública sean preparados y graduados de manera que desde la enseñanza primaria hasta la final y titular, la educación pública vaya desenvolviendo, sin merma de los elementos espirituales, todos aquellos que se requieren para la aplicación inmediata de las fuerzas del hombre a las de la naturaleza. –Divorciar el hombre de la tierra, es un atentado monstruoso. Y eso es meramente escolástico: ese divorcio. –A las aves, alas; a los peces, aletas; a los hombres que viven en la Naturaleza, el conocimiento de la Naturaleza: esas son sus alas.
Y el medio único de ponérselas es hacer de modo que el elemento científico sea como el hueso del sistema de educación pública.
Que la enseñanza científica vaya, como la savia en los árboles, de la raíz al tope de la educación pública. –Que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica: que en vez de la historia de Josué, se enseñe la de la formación de la tierra.
Esto piden los hombres a voces:–¡armas para la batalla!
Crítica
Martí expone en el ensayo que últimamente se le esta dando más importancia al arte (poesía, teatro, cine), que al ámbito científico. Así mismo da a entender que al no enseñar la ciencia, en el pensum académico, se deja a un lado lo más importante de una buena educación, una educación integral; este argumento es veraz, ya que un individuo tiene que poseer los conocimientos básicos de laciencia y lo relativo a ella, más sin embargo, no hay que dejar a un lado el lado arístico de la vida, ya que sin este, no desarrollaremos el lado psicomotor de nuestro cuerpo.
"Ya Inglaterra ha nombrado sus Comisionados Reales para el estudio de la educación técnica y ha establecido muy fructuosas escuelas científicas", Martí opta la postura de que Latinoamerica debe seguir estos pasos ya que nos estamos desviando del camino científico, y podría perjudicar a las personas que deseen optar por una educacción en el extranjero.
Quitarle lo científico a un individuo, es desligarlo de su más grande aliado, su comodín para grandes desafíos y lamentablemente, eso está ocurriendo en la actualidad, donde mandatarios o encargados de asignar las materias para una buena educación, se las estan restringiendo, llevando su aprendizaje a su mínima expresión.
Muchas personas alrededor del mundo carecen de una educación integral, ya que se esta enseñando lo que no se debe o a niveles inadecuados; siendo este el caso de Latinoamérica.
La postura oficial del autor es ambigüa, ya que la unión de estos dos factores y/o ámbitos (ciencia y arte), para poseer una educación integral deben estar en niveles similares, es decir, no se debe olvidar ninguno de los factores, ni tampoco darle más a importancia más a uno que otro, siendo esto lo más importante hoy en día y que debemos perdurar con el paso de los años.
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